Definitivamente, no me gusta la vainilla, una flor parasita, impersonal, amarilla, poco de fiar, inaccesible y como todas las orquideas, variables y casi siempre insipidas.
Nada que ver con el chocolate; oscuro, intenso, contundente , antioxidante, antihipertensivo, sincero, educado, accesible y discreto.
En cambio el limón es de sabor dominante, imborrable, desodorante, sin miedo a demostrar su cariño, realista y coherente.
Estos sabores y pocos mas, rigen mi vida.
Los demás han desparecido. Se tu mismo como tus sabores.